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La Cumbre de Alaska: ¿Un nuevo mundo multipolar o teatro político?

Updated: 7 days ago

La Cumbre de Alaska: ¿Un nuevo mundo multipolar o teatro político?

La segunda administración de Donald Trump comenzó a finales del enero de 2025 con una promesa de terminar con las guerras extranjeras y buscar fin al conflicto OTAN/Ucrania vs Rusia. Inclusive, otros miembros de la nueva administración como el actual secretario de Estado, Marco Rubio, hablaron de la multipolaridad como un hecho. En otras palabras, se reconoció el fin de la unipolaridad, por lo que EEUU no podría imponer su visión de mundo (i.e. sus intereses particulares) ante la realidad global y la soberanía de otros estados. ¿Fue este discurso honesto?


Con ello moría la ideología neoconservadora (i.e. “neocón”) la cual ató la hegemonía de EEUU con una esparsión del liberalismo global. Esta visión solo se llevaría a cabo si EEUU seguía siendo supremo y unipolar estableciendo una política exterior la cual tenía una “justificación” para la intervención en la política de otros países. Una clara violación a la norma de in intervención en los asuntos internos de los estados soberanos como está estipulado en la Carta de las Naciones Unidas.


La llegada de la segunda administración Trump comenzó con discursos contradictorios: por un lado, planteó la necesidad de la paz internacional, y por otra chauvinista, replanteando la Doctrina Monroe con la intención de anexionar Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá. Planteó entonces que el hemisferio occidental sería una “esfera de influencia” norteamericana, echando al lado las normas internacionales.


Esto marca también una nueva lucha por el control del Ártico y otras áreas del planeta por el cual los recursos naturales serían espacio de competencia y explotación. La expansión de la OTAN hacia Finlandia y Suecia en los pasados años era un signo de ello y continuó debilitando la estabilidad y seguridad en Europa.


El discurso de Trump se hace en un momento de retroceso de EEUU a nivel global. Las crisis financieras, la retirada de Afganistán, la salida de EEUU de instituciones internacionales y el ascenso del Sur Global, incluyendo la fuerza de la República Popular China como un hub de comercio, exportación y tecnologías y ahora el cercano triunfo total de las fuerzas rusas en Ucrania ante guerra proxy Rusia/OTAN, son la realidad que enfrenta a Trump ante su reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Alaska.


Desde enero, la administración Trump entró en procesos diplomáticos para reestablecer comunicación con la Federación Rusa. Ese esfuerzo fue importante en bajar tensiones ante un posible confrontamiento nuclear. A ello se le oponen los estados europeos, la Unión Europea, la OTAN y el gobierno ucraniano. Se oponen a ningún diálogo con Rusia y la continuación del conflicto, aun sabiendo que esta no es una amenaza. Cualquier cosa que mantengan el viejo orden en pie, a costa del pueblo ucraniano, es suficiente para continuar la beligerancia.


La parte rusa demanda no otra cosa menos que eliminar las razones fundamentales que llevaron al conflicto: Condiciona un alto al fuego al levantamiento total de las sanciones económicas y financieras impuestas desde 2022 y a un compromiso formal de la OTAN de no expandirse hacia sus fronteras. El reconocimiento internacional de su soberanía sobre Crimea y las regiones anexadas de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia, así como la retirada de las tropas ucranianas de estos territorios. Exige que Ucrania adopte un estatus de neutralidad permanente, renuncie a su ingreso en la OTAN y limite severamente sus capacidades militares bajo supervisión internacional tal como estipulo la constitución ucraniana antes del choque del Maidán en 2014. Prohíbe los partidos y símbolos supremacistas blancos, el reconocimiento del ruso como idioma cooficial y la garantía de derechos culturales y religiosos para comunidades religiosas ortodoxas rusas en Ucrania.


Otro tema de discusión es retomar negociaciones sobre control de armamentos estratégicos y sistemas vectores. Dado la retirada de EEUU de varios, el último vigente es el Tratado de Reducción Armas Estratégicas (START en inglés) el cual vence en 2026. Dado la desafortunada ralentización de la carrera de armamentos, es de suma importancia retomar acuerdos que restrinjan o eliminen la incertidumbre entre ambos. Esto también incide detrás del conflicto en Ucrania. Por su parte, EEUU querrá ver cómo incorporar a los chinos en este tipo de negociación mientras que Rusia considera los armamentos británicos y franceses como juego de negociación.


En fin, Rusia plantea una nueva arquitectura de seguridad internacional que sobrepase aquellas de la posguerra y refleje la realidad internacional contemporánea defendiendo la “seguridad indivisible”; i.e. la seguridad debe ser consensuada e igual para todos los actores ante negociaciones diplomáticas.


Ante la inminente derrota militar del proxy ucraniano en el campo de batalla, Trump se ve forzado a negociar con los rusos. Trump también busca hacer otros negocios con Rusia que los anime a acercarse a EEUU y romper el enlace con el resto de los países BRICS. Rusia no es tonta, sabe que EEUU es quien, al fin a y al cabo, ha dirigido toda la guerra en Ucrania contra ella, atacó a otros estados en medio de negociaciones (el caso de Irán) y mantiene a ideólogos neocón-estadounidenses y europeos, los cuales quieren continuar la guerra para “debilitar a Rusia”, mantenido el dinero y las armas fluyendo a expensas del pueblo ucraniano y su deseo por la paz.


En fin, la cumbre de Alaska va mucho más allá del conflicto en Ucrania, presenta a Trump la necesidad de reunirse con Putin y ver qué alternativas existen ante una realidad internacional que cada vez es más cambiante y la necesidad de implementar seguridad indivisible global. Se supone que esta cumbre sea la primera de negociaciones posteriores. De no haber ningún seguimiento, me temo que el conflicto tendrá una resolución final en el campo de batalla, algo que los grupos más extremistas e ideólogos le dan la bienvenida, pero que es en detrimento de una resolución justa para todos los actores y que impacte de forma positiva en la seguridad y desarrollo internacional.



 
 
 

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