El Autogobierno Comunitario del EZLN y el Confederalismo Democrático del PKK
- Guarionex D. Berríos Blanco
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Guarionex D. Berríos Blanco
Estudiante del Departamento de Ciencia Política,
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Resumen: Este artículo realiza un estudio comparativo sobre las formas de autogobierno, resistencia y objetivos políticos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). El análisis se brinda desde una perspectiva constructivista, en donde las construcciones nacionales, así como el sentido de identidad y resistencia de ambos movimientos, se considera frente a los poderes estatales con quienes rivalizan. Se señalan las convergencias ideológicas del zapatismo y del movimiento kurdo sobre las causas de los problemas sociales y el rol que deben mantener las bases populares en los organismos de dirección. Sin embargo, se destaca que entre las divergencias más significativas se encuentra la conceptualización del rol del Estado, tanto con el actual Estado mexicano como con un potencial Estado kurdo. Mientras el EZLN mantiene una posición de no colaboración ni reformación del Estado mexicano moderno, el PKK toma una posición más pragmática, asumiendo estrategias tácticas que le permitan avanzar con sus demandas políticas y sociales.
Abstract: This article is a comparative study on the forms of self-government, resistance, and political objectives of the Zapatista Army of National Liberation (EZLN, in Spanish) in Mexico and the Kurdistan Workers' Party (PKK). The analysis is provided from a constructivist perspective, where the national constructions, as well as the sense of identity and resistance of both movements, are considered in the face of the state powers with which they compete. It points out the ideological convergences of Zapatismo and the Kurdish movement on the causes of social problems and the role that the popular bases should maintain in the organs of leadership. However, it is pointed out that among the most significant divergences can be found the conceptualization of the role occupied by the State, both with the current Mexican State, as well as with a potential Kurdish State. While the EZLN maintains a position of non-collaboration or reform of the modern Mexican state, the PKK takes a more pragmatic position, assuming tactical strategies that allow it to advance with its political and social demands.
Palabras claves: resistencia, democracia, autogobierno, México, Kurdistán
Citación:
Nota: Guarionex D. Berríos Blanco, “El autogobierno comunitario del EZLN y el confederalismo democrático del PKKI,” en Análisis Emergentes: Compilación de Ensayos Académicos, ed. Instituto Caribeño para el Estudio de la Política Internacional (ICEPI), vol. 1, núm. 1, edición especial (San Juan, PR: ICEPI, 2025), 4 – 10.
Bibliografía: Berríos Blanco, Guarionex D. “El autogobierno comunitario del EZLN y el confederalismo democrático del PKKI.” En Análisis Emergentes: Compilación de Ensayos Académicos, editado por Instituto Caribeño para el Estudio de la Política Internacional (ICEPI), vol. 1, núm. 1, edición especial, agosto–diciembre 2025, 4 – 10. San Juan, PR: ICEPI, 2025.
Introducción y metodología
En este ensayo monográfico de investigación comparativa propongo analizar las convergencias y divergencias entre el modelo de autogobierno comunitario del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el confederalismo democrático del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). El análisis se realizará desde una perspectiva constructivista y bajo principios pospositivistas; de esta manera, se privilegiará la interpretación contextual de los fenómenos políticos reconociendo la influencia de factores históricos, culturales y discursivos en la configuración de ambos proyectos.
A partir de este enfoque, se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿Qué divergencias y convergencias pueden encontrarse entre el modelo de autogobierno comunitario del EZLN y el confederalismo democrático propuesto por el PKK?
La hipótesis que orienta este estudio sostiene que, aunque tanto el EZLN como el PKK proponen modelos de autogobierno inspirados mayormente en principios anarquistas y de democracia radical, sus estrategias políticas —y su implementación— divergen fundamentalmente en la manera en que se relacionan con el Estado y los partidos políticos. Mientras el EZLN se opone férreamente a la participación partidista, el PKK incorpora táctica y estratégicamente estructuras partidistas para hacer avanzar su proyecto político dentro del sistema que pretende transformar.
En este marco, se proponen las siguientes variables:
Variable independiente: Modelos ideológicos de autogobierno propuestos por ambos movimientos: el zapatismo o neozapatismo y el confederalismo democrático de Abdullah Öcalan.
Variables dependientes: Las respectivas relaciones con el Estado (el grado en que el movimiento confronta o apoya estructuras estatales), la participación partidista (el uso o la negación de los partidos políticos como instrumentos necesarios para la transformación) y la forma de organización comunitaria (la implementación de mecanismos de toma de decisiones: asambleas, consejos, representación rotativa, etc.).
Contexto histórico de los movimientos: EZLN y PKK
El surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas representa una respuesta insurgente contra varias décadas de marginación estructural, racismo institucionalizado y despojo territorial hacia los pueblos indígenas del sureste mexicano. Como documenta Neil Harvey en su libro The Chiapas Rebellion: The Struggle for Land and Democracy (1988), la rebelión neozapatista no fue un acto espontáneo o repentino, sino la culminación de un proceso de organización política clandestina (liderado por el Subcomandante Marcos) y el resultado de la acumulación de una serie de perjuicios políticos que se acentuaron tras las reformas neoliberales implementadas por el gobierno mexicano en la década de los noventa.
De entre todas las reformas que aparecieron en esos años, la que se realizó en 1992 al artículo 27 de la Constitución Mexicana —que durante años protegió la propiedad comunal— fue particularmente significativa, pues, según lo expuesto por la comandancia general del EZLN en la Sexta declaración de la Selva Lacandona (2005), su implementación —que permitió la privatización de muchos terrenos ejidales— provocó una alerta crítica en las comunidades rurales e indígenas, las cuales identificaron la amenaza neoliberal no solamente como la derivación de una política económica particular, sino como una guerra contra todos los pueblos originarios.
Es en este contexto que surge el EZLN como un movimiento insurgente que, según lo descrito por el subcomandante Marcos en Nuestra Arma es nuestra palabra (2001), nunca tuvo como objetivo central la toma del poder estatal, sino la creación de condiciones para garantizar vidas dignas y autónomas organizadas de forma horizontal. Para cumplir con tal propósito, la comandancia general del EZLN hace hincapié en el asentamiento de estructuras de autogobierno comunitario —como los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno— organizadas desde abajo, donde la autoridad nunca se imponga, sino que acate las decisiones tomadas en conjunto por cada uno de sus integrantes.
Desde este enfoque, con características anárquicas como lo señala Harvey (1988), se establece una ruptura con las lógicas de representación tradicionales y propone una democracia radical basada en las asambleas comunitarias, la rotación de cargos y la participación directa. De esta forma, el EZLN logra conjugar —hasta el día de hoy—principios básicos del anarquismo con tradiciones indígenas comunitarias y algunas de las promesas incumplidas que quedaron suspendidas tras la muerte de Emiliano Zapata, generando una praxis política profundamente crítica de los costumbrismos estatales y de la democracia liberal representativa.
El PKK, por otro lado, fue fundado originalmente en 1978 como un movimiento marxistaleninista que aspiraba a la creación de un Estado-nación Kurdo independiente. Sin embargo, en la década de los años noventa, padeció una transformación ideológica radical tras el encarcelamiento de su líder principal: Abdullah Öcalan.
En su texto Confederalismo democrático (2001), Öcalan expone una crítica contundente a la lógica estatal y centralizada que antes había delineado la trayectoria del PKK, y propone, en su lugar, una forma de organización basada en la autonomía local, el pluralismo político y la democracia directa. Esta reorientación ideológica —que comparte ciertos principios del anarquismo clásico— estuvo fuertemente influenciada por el pensamiento de Murray Bookchin, un historiador estadounidense cuya obra The Rise of Urbanization and the Decline of Citizenship (1987) denuncia cómo el Estado moderno ha envilecido las formas orgánicas de participación ciudadana al sustituir la ciudadanía activa por complrjos sistemas burocráticos y jerárquicos. Para combatir a este tipo de sistemas, Bookchin propone el municipalismo libertario: una forma de organización política en la que las comunidades se autogobiernan mediante asambleas populares que están unificadas por redes confederales. Fascinado por la naturaleza de la propuesta de Bookchin, Öcalan decide implementar este sistema adaptándolo a las condiciones particulares del Kurdistán, dando lugar al confederalismo democrático.
Según Öcalan (2011), este sistema rechaza el modelo estatal-nacional en favor de una organización descentralizada, anti-jerárquica y feminista, con estructuras de base orientadas —al igual que las del EZLN—a la autogestión. Como explica Michael M. Gunter en su libro Out of nowhere: The Kurds of Syria in Peace and War (2014), estas ideas fueron implementadas en la región de Rojava (norte de Siria), donde se establecieron exitosamente cantones autónomos gobernados por consejos comunales, comités populares y sistemas de co-representación de género. En este sentido, a diferencia del EZLN, el movimiento kurdo —a través de estructuras particulares como el Partido de la Unión Democrática (PYD) y la coordinación del TEV-DEM— optó por participar (hasta su disolución hace algunas semanas) estratégicamente en estructuras partidistas sin soslayar su proyecto autónomo. Esta flexibilidad estratégica pretendía asegurar el avance del proyecto en un contexto altamente conflictivo, sin perder su vocación antiautoritaria (Öcalan, 2011; Gunter, 2014).
Convergencias entre ambos movimientos
En primer lugar, ambos movimientos colocan la autonomía local como eje organizativo fundamental. En el caso del EZLN, la Sexta declaración de la Selva Lacandona (EZLN, 2005) establece que, cuando los pueblos mandan, el gobierno debe obedecer, reafirmando un principio de autogobierno que se materializa en las Juntas de Buen Gobierno y en los Caracoles —espacios de coordinación regional autónomos que son completamente ajenos al sistema político institucional—. De modo similar, el PKK, a través del modelo de confederalismo democrático propuesto por Abdullah Öcalan, logró establecer una red de comunidades autogestionadas que se regían por consejos populares y comunas articuladas en estructuras confederativas que suponían un modelo alternativo con principios anarquistas.
En segundo lugar, tanto el neozapatismo como el confederalismo democrático se inscriben en una tradición de democracia directa y radical, marcadamente opuesta a las formas representativas liberales. Neil Harvey (1988) destaca que la práctica asamblearia y rotativa de los cargos en las comunidades neozapatistas busca romper con las jerarquías impuestas por el sistema electoral mexicano, mientras que Öcalan plantea que la “democracia verdadera” no puede delegarse, sino que debe ejercerse directamente en los espacios locales, mediante mecanismos participativos continuos.
Una tercera convergencia significativa es su enfoque crítico hacia el capitalismo como sistema civilizatorio. El EZLN entiende el neoliberalismo como una forma de guerra contra los pueblos originarios, denunciado su impacto devastador sobre las tierras, las culturas y la vida comunitaria (EZLN, 2005). De igual manera, Öcalan denuncia la centralidad del Estado-nación y del capitalismo como estructuras que perpetúan la dominación patriarcal, el despojo territorial y la destrucción ecológica.
Finalmente, ambos movimientos otorgan un lugar central a la dignidad humana como principio político. Marcos (2001) reivindica la dignidad como “el arma del pobre”, un instrumento de resistencia ética frente a la exclusión y la violencia sistemática. De manera análoga, los planteamientos de Öcalan anteponen la dignidad de los pueblos oprimidos, especialmente de las mujeres, cuya liberación era uno de los pilares del proyecto kurdo.
Dimensión | EZLN | PKK | Fuentes |
Autonomía local | Organización en Caracoles y Juntas de Buen Gobierno como forma de autogobierno indígena. | Organización en comunas y consejos locales articulados en una red confederal. | EZLN (2005); Öcalan (2011) |
Democracia directa | Toma de decisiones en asambleas, rotación de cargos y mandato colectivo. | Enfoque en asambleas populares, participación directa y representación paritaria. | Harvey (1998); Öcalan (2011) |
Critica al capitalismo | El neoliberalismo es visto como guerra contra los pueblos originarios. | Crítica al capitalismo como sistema patriarcal, estatista y destructivo. | EZLN (2005); Öcalan (2011) |
Modelo posestatal | Rechazo a la toma del poder estatal; construcción de formas políticas propias. | Abandono de la idea del Estado kurdo; apuesta por redes autónomas sin jerarquías. | Marcos (2001); Öcalan (2011) |
Énfasis en la dignidad | La dignidad como valor moral y político frente a la exclusión. | La dignidad como liberación del pueblo kurdo y de las mujeres en particular. | Marcos (2001); Öcalan (2011) |
Divergencias entre ambos movimientos
Una de las principales divergencias entre ambos movimientos radica en la relación con el Estado. El EZLN mantiene una posición rotunda de no colaboración y rechazo absoluto a cualquier forma de cooptación estatal. En la Sexta declaración de la Selva Lacandona (EZLN, 2005) se sostiene que el Estado mexicano representa una estructura corrupta, violenta y servil al capital transnacional. Por este motivo, el zapatismo se ha enfocado en construir estructuras paralelas que funcionan al margen del aparato estatal. En este sentido, como señala Marcos (2001), los pueblos zapatistas no piden permiso para gobernarse, sino que ejercen su autonomía sin mediaciones.
El PKK, por su parte, ha adoptado una estrategia flexible frente al Estado. Si bien Öcalan (2001) rechaza la idea de formar un nuevo Estado kurdo, no plantea una ruptura total con las estructuras, sino una transformación progresiva desde abajo. Esto se ha traducido en la creación de partidos políticos como el Partido de la Unión Democrática (PYD), que se involucra activamente en las dinámicas institucionales en Siria, al tiempo que impulsa el modelo de confederalismo democrático en Rojava. Gunter (2014) describe esta estrategia como una forma de navegar el conflicto regional y ganar legitimidad sin renunciar a la construcción autónoma de base.
Otra diferencia clave es la posición frente a los partidos políticos. El EZLN rechaza por completo la participación electoral partidista, pues entiende que los partidos son mecanismos de reproducción de las jerarquías políticas. La organización zapatista no permite la formación de partidos internos ni alianzas con partidos externos, de hecho, ha criticado duramente a figuras de la izquierda institucional (EZLN, 2005). En cambio, el PKK ha incorporado partidos como herramientas tácticas para avanzar con su proyecto, manteniendo su autonomía organizativa, pero apoyándose en las estructuras existentes para canalizar ciertas demandas y ocupar espacios institucionales (Öcalan, 2011; Gunter, 2014).
Finalmente, se observan diferencias en el nivel de institucionalización de sus proyectos. Mientras que el EZLN ha construido una autonomía más introspectiva y autosuficiente, centrada en la transformación de las comunidades chiapanecas, el PKK ha impulsado un modelo con vocación de expansión regional y articulación internacional. En palabras de Öcalan (2011), el confederalismo democrático no es únicamente una alternativa para el pueblo kurdo, sino una propuesta de reorganización democrática para todo Medio Oriente. Esta dimensión geopolítica es mucho más acentuada en el movimiento kurdo, sobre todo si la contrastamos con el énfasis local y cultural del zapatismo.
Dimensión | EZLN | PKK | Fuentes |
Relación con el estado | Rechazo absoluto a cualquier forma de colaboración con el Estado mexicano. | Rechazo al Estado, pero apertura a participar tácticamente en estructuras estatales. | EZLN (2005); Öcalan (2011); Gunter (2014) |
Participación partidista | No permite partidos ni alianzas con partidos políticos; crítica al sistema electoral. | Utiliza partidos como el PYD para fortalecer su proyecto dentro del sistema político. | EZLN (2005); Öcalan (2011); Gunter (2014) |
Alcance del proyecto | Enfoque local, cultural y territorial en las comunidades indígenas de Chiapas. | Proyecto con vocación regional e internacional, orientado a reorganizar Medio Oriente. | Marcos (2001); Öcalan (2011) |
Nivel de institucionalización | Autonomía comunal orientada a la autosuficiencia y desvinculada del Estado. | Institucionalización parcial a través de estructuras federales y reconocimiento internacional. | Öcalan (2011); Gunter (2014) |
Conclusión
El análisis comparativo entre el EZLN y el PKK evidencia la existencia de dos modelos de autogobierno que, inspirados en principios compartidos de democracia directa, autogestión y planteamientos anarquistas, han desarrollado estrategias particulares de lucha para construir modelos políticos alternativos al Estado tradicional. Ambos se erigen como referentes globales de lo que podría considerarse una política planteada desde abajo —o desde abajo y a la izquierda, como diría el subcomandante Marcos—.
Desde una perspectiva constructivista, puede afirmarse que tanto el zapatismo como el confederalismo democrático no representan meramente la organización de proyectos organizativos alternativos al modelo neoliberal, sino un esfuerzo valioso por redefinir las categorías fundamentales de la política moderna: soberanía, poder, ciudadanía y comunidad. En síntesis, el EZLN, inmerso en un Estado que lo ha excluido sistemáticamente, ha optado por construir su autonomía de forma radicalmente independiente, rechazando toda institucionalización estatal; mientras que el PKK, en cambio, ha formulado un modelo adaptable a un entorno regional convulso, utilizando estructuras partidistas como herramientas tácticas para movilizar su propuesta de transformación democrática.
Sin embargo, a pesar de estas divergencias, ambos movimientos lucharon por un mismo cometido: la reivindicación de la dignidad humana. En un futuro, el estudio de estos modelos podría resultar clave para imaginar alternativas viables frente a la crisis neoliberal y estatal, y los planteamientos ideológicos de sus respectivos fundadores podrían ser fundamentales para pensar cómo articular la autonomía y la emancipación insurgente sin reproducir las lógicas del poder que se pretende derrocar.
Biografía en documento adjunto.
